Lorenzo
Garcia Aretio, La Educación a Distancia: De la teoría a la Práctica, 1ª
edición, España, Ariel Educación, 2001.
La
educación a distancia ha sido definida de múltiples maneras. Para Lorenzo
García Aretio (2001) ella consiste en “un diálogo didáctico mediado entre el
profesor (institución) y el estudiante que, ubicado en un espacio diferente al
de aquel, aprende de forma independiente (cooperativa)”
Si
nos detenemos en la definición anterior observamos que hay en ella al menos
tres expresiones claves “diálogo didáctico mediado”, “espacio diferente” y
“aprendizaje independiente”. Es un “diálogo mediado”, o sea, no frontal o al
menos la frontalidad es mínima en comparación a como se da en la formación
tradicional.
El
diálogo didáctico (aquel que tiene como objetivo el aprendizaje) puede
clasificarse atendiendo a diversos criterios:
1.
En función de la intermediación: Presencial, cuando la comunicación es cara a
cara, compartiendo el mismo espacio. No presencial, o mediatizada a través de
algún medio de comunicación
2.
En función del tiempo: Síncrono, cuando la emisión y recepción del mensaje
tienen lugar al mismo tiempo. Asíncrono, en el caso de que la relación no se
produzca a la vez.
3.
En función del canal: Real, si se da entre dos personas directamente o a través
de algún medio. Simulado, como el existente entre el escritor de un libro y un
posible lector. En el caso de la enseñanza, el autor de los materiales suele
ser el propio profesor (o un experto).
Si
bien la educación a distancia se guía
por los resultados, este puede variar según los materiales a ser empleados y
también analizar si la sincronía o asincronia en función al tiempo, con el
objetivo de formar comunidades de aprendizaje interactivas, para dar
mayor profundidad se debe tomar en cuenta el canal en donde se impartirá
la educación a distancia, resaltando entre otros, los foros, las
videoconferencias y los chats.
Aranda, Pablo (2012).
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